Los cables calefactores conocidos también como TRAZA ELÉCTRICA fueron desarrollados para mantener el flujo de fluídos en temperaturas ambiente bajas. Se utilizan principalmente en tuberías y válvulas en las industrias petroquímica, química, farmacéutica y alimentaria.

Los cables autorregulables disminuyen su potencia eléctrica, watts por metro, al aumentar la temperatura, utilizando así con eficiencia la energía eléctrica porque producen calor únicamente donde, cuando y cuanto se requiere. 

También auto-limitan su propia temperatura lo que simplifica el sistema de control de temperatura.

El elemento resistivo consiste en un núcleo de polímero conductivo irradiado, extruído sobre dos alambres de cobre estañado separados por el mismo polímero. 

Al energizar los alambres de cobre se establece un número infinito de circuitos resistivos en paralelo en el núcleo. Al aumentar la temperatura decrece el número de circuitos y, como consecuencia, disminuye la producción de energía calorífica. 

Este fenómeno ocurre en todos los puntos de la longitud total del cable calefactor por lo que la producción de calor se ajusta automáticamente a las condiciones variables en toda la extensión de la instalación.

Los watts/metro de los cables autorregulables son independientes de su longitud total, ya que son circuitos en paralelo. Por ello se pueden cortar en campo según las dimensiones de cada tubo, válvula, bomba o tanque, lo que facilita enormemente su adquisición e instalación. 

Tensión máxima aplicable 277 volts. Potencia eléctrica máxima, a 0º C 80 watts/metro.

La temperatura máxima de exposición de los cables autorregulables es 250º C.

Para temperaturas más altas se requiere la utilización de cables calefactores de aislamiento mineral con forro exterior de incoloy que soportan hasta 600º C.

Su construcción y funcionamiento es similar a los elementos calefactores tubulares.

Se fabrican también con 2 conductores, lo que permite realizar la conexión eléctrica en uno de los extremos. Tensión máxima aplicable 600 volts. 

 

Su resistencia óhmica y como consecuencia su potencia eléctrica varían con su longitud por lo que se tienen que fabricar con especificaciones predeterminadas y no se pueden realizar cortes o ajustes en campo. 

La máxima potencia eléctrica depende de la temperatura de mantenimiento y varía desde 200 W/m a 100º C hasta 100 W/m a 300º C y 50 W/m a 450º C.

Se han desarrollado sistemas de monitoreo y control de temperatura específicamente para trazas eléctricas de múltiples circuitos.

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